sábado, 19 de mayo de 2012

Cansada del amor. De las promesas que no se llegan a cumplir. De las esperanzas marchitas. De los sueños que se ahogan entre lágrimas. De los recuerdos que hacen tambalear la salud mental. De seguir al corazón. De perderlo por el camino y recogerlo tiempo después hecho polvo. De la decepción. De caer y caer y caer y no aprender la lección hasta ser paciente prioritario en la UCI para idiotas que siguen creyendo en el amor por encima de todas las cosas. De refugiarme detrás de una sonrisa cuando lo que quiero es llorar hasta que el dolor de los ojos haga ridículo el vacío que me quema en el pecho. De pensar que ahí fuera hay alguien hecho a mi medida. De creer que en alguna parte del mundo me espera como yo lo espero a él. De tropezar con la cruda y asquerosa realidad. De comprender que los príncipes sólo existen en los cuentos. Que los guionistas de Hollywood son unos capullos integrales por crear expectativas erróneas del prototipo masculino. Cansada de ser una imbécil de las que no aprende, ni aprenderá... y para evitar el dolor decide evitar también la felicidad.

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